
Calleja de la Hoguera
Si cerrásemos los ojos, volviésemos a abrir los ojos
y yo os dijese que estamos en pleno corazón de Túnez, ¿Os lo creeríais?
La respuesta es sí. Esto se debe a que el casco
histórico de la ciudad de Córdoba se configuró en la época medieval, cuando la
península estaba bajo el domino islámico por lo que el entramado de la ciudad
se construyó siguiendo los modelos de algunas de las principales ciudades de
los reinos islámicos como pudieron ser Bagdad o Damasco.
La medina, o ciudad medieval islámica no respondían a
un plan urbanístico definido, sino que sus calles seguían un trazado irregular,
estrecho y sinuoso. Como consecuencia creaban un entorno fresco y agradable
frente a las altas temperaturas. Parece que ya intuían que en verano no íbamos
a bajar de los 40º jajajaja. Pero por otra parte, también eran así de forma estratégica para despistar al
enemigo que visitaba la ciudad, de forma que no pudiese recordar fácilmente el
urbanismo de la ciudad y le fuese más difícil diseñar una estrategia de ataque.
Y si estamos hablando de urbanismo musulmán, ¿Qué
edificio se hace imprescindible en cualquier ciudad musulmana? La mezquita.
Según algunos historiadores, Córdoba llegó a tener más de 100 mezquitas. En
este caso llama la atención el alminar o minarete de la Mezquita de los
Andaluces, desde donde al almuédano llamaba a la oración. Se recoge en crónicas
de la época que algunos almúedanos solían ser ciegos en estas mezquitas de
barrio, para que al subirse al alminar, no pudieran ver desde arriba a las
mujeres musulmanas en el interior de sus patios, de sus casas. En lo más alto
del alminar, podéis ver un eje vertical con cinco esferas decrecientes. Esta
estructura recibe el nombre de Yamur y las cinco esferas representan los cinco
pilares del Islam que son: la profesión de fe, la oración, la limosna, el ayuno
y la peregrinación a la Meca.
Este edificio es de origen almohade del s.XII, aunque
muy reestructurado en el s.XX y aún se mantiene el culto islámico, a diferencia
de la Mezquita-Catedral, donde sólo se conserva la arquitectura de lo que fue
la mezquita mayor de la ciudad. Si la encontráis abierta, podéis acceder a
ella, con la única condición de que tendréis que descalzaros. En el interior
tiene las dos partes indispensables de cualquier mezquita: el patio de las
abluciones y la sala de oración. Junto a ella se encuentra la Universidad
Islámica de Averroes, donde se pueden realizar estudios de filología árabe y
ciencias del Islam. Esta universidad nos recuerdan a las madrasas , que eran
las escuelas que se creaban en tiempos de Al-Andalus para la enseñanza
especialmente de la religión islámica.
Es, sin duda, una calle llena de magia y muy
desconocida incluso para los propios cordobeses. ¿Alguien imagina por qué
recibe este nombre? Pues aunque no se sabe a ciencia cierta, se piensa que el
nombre se debe a que aquí quemaron públicamente los libros que poseían los
judíos conversos durante el pogromo de 1391.