
LA LEYENDA DE LA PLAZA DEL POTRO
La Plaza del Potro es uno de los lugares más representativos de la ciudad de Córdoba, situada en las cercanías de la Ribera del Guadalquivir dentro de la Ajerquía, o zona Este de la ciudad tras cruzar las antiguas murallas de la Medina.
Tanto esta plaza como el barrio que la circunda se convirtió en uno de los grandes ejes neurálgico y comercial de la ciudad durante la baja Edad Media, con una gran actividad económica que contribuía a que muchas personas visitaran el lugar y en especial esta plaza en la que según algunas fuentes se comerciaba con caballos y bestias. Se trataba, por lo tanto, de un lugar muy visitado por feriantes, visitantes y comerciantes, lo que justificaría la existencia de la famosa Posada del Potro, actual Centro Flamenco Fosforíto, que sirvió para alojar a quienes necesitaban hacer noche en la ciudad, aunque bueno, también se dice que tenía otro tipo de servicio a sus huéspedes.
Este histórico lugar, como gran parte de nuestra ciudad, tiene una leyenda peculiar que trata sobre aquella época en la que este lugar se usaba como posada para viajantes.
«Cuenta la leyenda, que en siglo XIV acude a la ciudad de Córdoba un capitán del rey Pedro I el Cruel y se aloja por una noche en esta posada. Se sorprendió el capitán al ver a una guapa muchacha que parecía ser la hija del posadero, hombre casi enano, contrahecho y sucio, aunque parecía difícil de creer que tal dama fuera a tener como padre a dicho individuo.
Después de servirle la cena al huésped, el posadero se dispuso a alojarlo, en el que dijo era su mejor aposento, situado en la planta alta del edificio. Cuando allí se dirigía, apareció la muchacha que dirigiéndose a él le aconsejó que no durmiera en toda la noche, pues el posadero era hombre de dudosas reputación. Obedeciendo intrigado las recomendaciones de la muchacha vio bien entrada la madrugada, como se levantaba una trampilla del suelo de la habitación y salía de ella el posadero con la intención de robarle, tras el altercado consiguió salir intacto y huir a Sevilla.
Ya en Sevilla donde D. Pedro tenía la corte, relató lo sucedido al rey, que no tardó en venir a Córdoba para impartir justicia por el descaro del posadero. Recorrieron toda la posada y descubrieron la trampilla por donde el posadero accedía a la habitación, desenterraron infinidad de cadáveres de los pobres huéspedes que tuvieron la mala fortuna de dormir en dicha habitación. Junto a lo cuerpos encontraron ropas y joyas robadas a los viajantes, entre los cuales se encontraba el padre de la joven dama.
Montó en cólera D. Pedro por las fechorías de aquel hombre malvado y en la misma plaza del Potro ordenó a sus verdugos que le diesen la mas espantosa muerte atándolo a varios caballos para que lo descoyuntaran. El rey D.Pedro entregó al capitán como esposa a la bella joven con todas las riquezas que encontraron.»
En el centro de la plaza hay una fuente en cuya parte superior se sitúa un potro que data del S. XVI, reinado entonces Felipe II. El objetivo de su creación era el de mejorar el abastecimiento de agua a esta parte de la ciudad, utilizando para ellos agua proveniente del Manantial Maimón que discurría a través de un acueducto de época romana situado a unos 10 km. También se encuentra en este espacio el antiguo Hospital de la Claridad de Ntro. Señor Jesucristo, actual Museo de bellas Artes y Museo Julio Romero de Torres.
Son muchos los secretos que encierra esta fantástica ciudad, auténtica joya patrimonial que sigue sorprendiéndonos. Si desea conocerla en mayor profundidad no dude en hacer una visita con uno de nuestros expertos guías haz click aquí