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LOS PATIOS CORDOBESES: EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y TIPOS

Desde las civilizaciones antiguas de Oriente Medio como la Mesopotámica o la Egipcia, ya existía la concepción del patio como parte esencial de algunos edificios públicos o privados. Pero para analizar la evolución del patio en Córdoba, tenemos que remontarnos a la etapa Romana. En las Domus o casas grandes particulares, el patio era el centro de la casa, adornando frecuentemente con mosaicos, jardín, estanques y juegos de agua. El crecimientos de la población hizo que aparecieran las Insulae, bloques de hasta ocho plantas en algunos casos y patios centrales en el interior. Eran habitadas por aquellos romanos que no podían permitirse una casa particular y pagaban un alquiler por el apartamento donde vivían.

Después llegará la etapa Andalusí y las casa se adaptarán a la cultura islámica, caracterizada por llevar una vida de puertas hacia dentro, desapareciendo las ventanas exteriores de la fachada para que las mujeres no pudieran ser vistas desde el exterior. Es por ello, que los patios interiores empiezan a tener más protagonismo como centro de vida de la casa. A parte de tener una función de iluminación y ventilación, se convertirán en auténticos vergeles con la introducción de la alberca, arriates y acequias, como resultado de los avances en los sistemas de irrigación. Además el agua tendrá un papel fundamental no solo para el consumo, sino como elemento decorativo, jugando con los reflejos y los sonidos buscando la recreación de los que habitan la casa. Tenemos claros ejemplos en la Casa de la Alberca de Medina Azahara o en los palacios Nazaríes de la Alhambra de Granada.

Tras la Reconquista Cristiana en 1236 y su incorporación a la corona castellana, Córdoba es una ciudad que empieza a llenarse de familias de la alta aristocracia. Estas construyen palacios, algunos sobre anteriores casa árabes, aglutinando varios en un mismo edificio. En algunos casos, al abandonar las familias nobiliarias la ciudad y producirse un éxodo rural, se ocuparon esos patios por varias familias con pocos recursos, convirtiéndolas en casa de vecinos. Un claro ejemplo lo tenemos en el patio de la Casa de las Campanas,

Es por ello que tras esta evolución histórica, nos encontramos principalmente ante dos tipos de patios: los monumentales o señoriales y los populares. Entre los del primer grupo podemos destacar el de los Naranjos de la Mezquita-Catedral, el del santuario de la Fuensanta y el más espectacular y completo de todos, que es el conjunto de patios que forman el palacio de Viana. Los populares son aquellos que han participado en el concurso municipal desde si inicio en 1921 hasta la actualidad. Dentro de este grupo hay otros dos subtipos, los de arquitectura antigua y los de segundos, son aquellos que pertenecen a una nueva vivienda edificada tras la demolición de una anterior o han sufrido tal intervención que han perdido sus elementos más significativos.

Aunque actualmente, cada propietario se preocupa de escoger elementos decorativos y técnicas en jardinería que permitan recuperar el sabor y recoger la esencia del patio cordobés, conformada por el paso de las diferentes culturas que han convivido en nuestra ciudad. 

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